Todo comenzó en octubre del año pasado, yo me encontraba en el local de un amigo haciendo las ventas de rutina cuando recibí una de tantas llamadas, contesté el móvil, era un chico que me decía que quería conocerme y sostener relaciones sexuales conmigo porque le gusté y quería tratarme; no pertenecía a Monterrey, era de otro estado, quería que fuera a Reynosa a prestarle un servicio, a lo respondí afirmativamente, pero el servicio solo se lo podía prestar hasta la semana el fin de semana siguiente, a lo cual no vio ningún problema y así concluyó la llamada.
Me siguió llamando en varias ocasiones, nos conocimos, a los
pocos días llegó el viernes y pues ya tenía todo preparado para estar el sábado
por la noche en su ciudad, pero, ¡oh sorpresa! Recibí varias llamadas de varios
clientes que querían servicio para el sábado. Le avisé el viernes por la noche
que no podía arrivar, lo noté algo molesto por lo que le comenté. Le dije que
no podía asistir ya que otros clientes habían solicitado mi servicio para el
sábado, y pues así quedó. Ya no me marcó, pasó una semana.
Un sábado que yo me encontraba trabajando con una amiga en
una Estética (de mucho glamour) y que me acuerdo que era sábado 26 de octubre,
nos estábamos preparando para la fiesta de difraces de esa noche a la que mucha
gente iba a ir a festejar. Yo ya estaba preparada con mi disfraz de Alicia en
el País de las Maravillas, y mi amiga de Demonia, pero, de nuevo, ¡oh sorpresa!
Me llamaron varios clientes y pues ese era mi día, lo estuve esperando todo el
año como para trabajar ese día. Entre una de las tantas llamadas que recibí,
contesté, porque me pareció algo sospechoso el número y conocido a la vez.
Contesté mi móvil y, ¿cuál era mi sorpresa? Era ese hombre, ¡estaba en
Monterrey! Me dijo que no soportaba la idea de no conocerme y estar conmigo. Me
puse de acuerdo para verme con él y que nos viéramos el domingo.
Llegó el domingo en la noche, muy padre para él y para mí.
Lo esperé en el departamento de Paloma, le di las indicaciones de cómo llegar,
cuando llegó, tocó la puerta y yo apresurada fui a abrir. ¿Cuál fue mi sorpresa
al ver a semejante hombre? Parecía de telenovela, superguapísimo, piel blanca
como la nieve, ojos café claro... Me dejó impactada con su hermosura, buen
cuerpo, y la verdad no sabía si aquello estaba bien, pues aun no lo miraba y lo
invité a pasar, lo lleve hasta la alcoba donde platicamos un momento. Nos
empezamos a desvestir, para darle un rico masaje, le pedí que se recostara,
entre las sábanas de terciopelo rojas, y entonces me monte en él. Él, estando
de espaldas, empecé a darle un masaje de rutina en los brazos, la espalda, los
glúteos y lo demás... Confieso que cuando llegó estaba algo nervioso, pero al
instante entramos en calor los dos, luego, mi reacción al ver semejante
miembro, super grande, super rico, super blanco y super delicioso.
Empezamos a besarnos, a cachondearnos, a juguetear con
nuestras partes, yo, besando su pecho, él, besando el mío, y mi cuello,
parecíamos dos enamorados ardiendo uno por el otro. No pude aguantar ni el
tampoco... Empezamos a mamarnos nuestras vergas, él la mía y yo la de él que,
en ese instante, pensé en hacer algo que nunca habia hecho en toda mi vida,
pero esa sería mi primera vez...
Estábamos en posición del famoso 69, pues me metí todo su
miembro hasta el fondo de mi garganta, fue tan rico. Él gritaba demasiado al
sentir su verga dentro de mi garganta que le producéa un placer tan excitante
como estar en el mismo infierno, él, igual aprendió lo que yo le hice y lo hizo
también conmigo. Se sentía muy bien, y más al sentir cómo me succionaba tan
rico, esos besos carmesí... Me sentí mujer por primera vez, tan rico nos la
pasamos todo el momento haciendo muchas cosas que el tiempo paso volando,
cuando el servicio duraba hora y media, y habian pasado 3 horas, y no me
importaba, la estaba pasando como la Mujer Maravilla con Superman. Ya había
estado con otros hombre guapísimos y esculturales, pero él fue el único, único
en el mundo, no creo encontrar otro hombre que me produzca el mismo placer que
él.
Después de tanto jugar y mamarnos, llegó la hora de que me
penetrara, casi era como si la pidiera a gritos. Me senté arriba de él y empezó
a introducirse dentro de mí; se sentía tan bien, super excitante, me sentía
como una estrella porno realizada. Posteriormente, cambiamos de posición, me
puso de perrito, me colocó contra la pared y empezó a darme tan fuerte que se
sentía tan bien. Al poco tiempo, me pidió que yo lo penetrara también, sin más
que decir exclamé -esta bien, sigamos...-. Hicimos las mismas posiciones que él
hizo conmigo. Pasado un rato, me pidió que me viniera en su pecho; lo hice. Le
pedí que me lo echara en la cara y lo hizo. Nos empezamos a alistar, después de
vestirse y lo demás, se despidió muy amablemente diciéndome: -Nos veremos muy
pronto...-
¡NUNCA OLVIDARÉ ESOS LABIOS ROJOS CARMESÍ, Y ESA ENORME
VERGA!
FIN...