Después de la despedida del taxista quedé muy excitada como
podrán imaginarlo. Me quedé pensando en lo loca que había estado esa noche, la
orgía, los policías, el taxista… Tenía mucho material en mi cabeza para darle
rienda suelta a la imaginación y satisfacer un poco mis ganas aunque fuera a
solas.
Con las caricias y besos que este taxista salvador me había
dado se me olvidó el mal sabor de boca que tenía por la pérdida de mi bolsa, el
dinero no me dolía, ya que pues gracias a este trabajo y mis dones especiales,
podía recuperarme económicamente en unas horas.
Me recosté en la cama, lista para darle rienda suelta a la imaginación, justo estaba tomando mi consolador cuando sonó la puerta; obvio me moleste un poco, pero recapacité pensando que podría tratarse de un cliente dije: “Bueno”. Me levanté de la cama y me puse mi mega mini-shortcito. Mi sorpresa fue grande al ver al tipo tosco y grande de la orgía. Traía en la mano mi bolsa y eso me alegró mucho más, -no supe dónde te metiste- me dijo, -te busqué y vi que unos tipos te metieron a su coche-. Le expliqué que eran judiciales y le conté lo sucedido; mientras le explicaba esto, vi como su mirada no se despegaba de mis piernas y de mis caderas, sentía cómo recorría su mirada por cada centímetro de mi cuerpo. Hice lo mismo que él y lo recorrí de arriba abajo. Llegué al punto donde se encuentra su pene y vi una erección enorme, tal vez mi relato lo encendió mucho y por eso parecía que su pene estaba a punto de estallar dentro de su pantalón,
Me recosté en la cama, lista para darle rienda suelta a la imaginación, justo estaba tomando mi consolador cuando sonó la puerta; obvio me moleste un poco, pero recapacité pensando que podría tratarse de un cliente dije: “Bueno”. Me levanté de la cama y me puse mi mega mini-shortcito. Mi sorpresa fue grande al ver al tipo tosco y grande de la orgía. Traía en la mano mi bolsa y eso me alegró mucho más, -no supe dónde te metiste- me dijo, -te busqué y vi que unos tipos te metieron a su coche-. Le expliqué que eran judiciales y le conté lo sucedido; mientras le explicaba esto, vi como su mirada no se despegaba de mis piernas y de mis caderas, sentía cómo recorría su mirada por cada centímetro de mi cuerpo. Hice lo mismo que él y lo recorrí de arriba abajo. Llegué al punto donde se encuentra su pene y vi una erección enorme, tal vez mi relato lo encendió mucho y por eso parecía que su pene estaba a punto de estallar dentro de su pantalón,
-quiero agradecerte que seas muy bueno y me hayas traído mi
bolsa- le dije,
-trae tu IFE dentro y tu dinero está intacto
-que mal que no solo eso este intacto, ya que yo me quedé
con ganas de que me tocaran más,
-bien… ¿qué puedo hacer para agradecerte?, insinuándole de
manera sutil mis intenciones.
Apenas comenté eso, una sonrisa perversa se dibujó en su
rostro, me jaló hacia él mientras por el zipper del pantalón sacaba un enorme y
gordo pene listo para ser succionado. Yo bajé suave y despacio, mi mano tomó su
pene y lo apreté despacio. Empecé a chupárselo y sentí cómo me llenó la boca el
grosor de su pene, me tomó de la cabeza con ambas manos y me lo empujó hasta
adentro. Empecé a ahogarme con su pene y tosía; cada vez que tosía él lo
sacaba, apenas tomaba yo un poco de aire y me lo volvía a meter hasta la
garganta. Me levantó y se puso detrás de mí, me inclinó hacia adelante y me
bajo el short hasta los tobillos, sin decir nada, sentí su lengua húmeda en mi
ano, y pequeña mordidita en mi nalga derecha me hizo estremecer, jadié un poco
y al ver que me gustaba, mordió después la nalga izquierda. En ningún momento
por mi mente pasó la idea de tener un fin como este.
Sentí su dedo entrando en mi culito y el lamía mis nalgas,
yo sudaba y sentía una calentura en mi cuerpo, de esas calenturas que sabes que
algo grande esta por suceder, de pronto ya no sentí su dedo, ni su lengua
lamiendo tan rico mis nalgas, pero sentí en mi coxis el peso de su verga, lo
sentía de manera intermitente, como si me estuviera tentando, después oí
golpecitos de su verga en mis nalgas. Y sentí cómo con su palma de la mano
acariciaba mi culito. Tanto movimiento me hizo decirle: -Métemela ya-. Él
sonrió y me dijo: -¿De verdad la quieres adentro?-. Mi respuesta fue tomarle la
verga y ponerla en la entrada de mi culo y solo le dije: -Empújala-. Él reía
mientras iba entrando, y yo, sentía cómo recibía el ancho de su verga, sentí
perfectamente cómo entró la cabeza de su pene, sentí cuando me tomó de las
caderas y sentí cada empujón.
No me gusta ser la dominada, me gusta ser la que domina, por
eso la saqué de golpe, volteé a verlo y se sorprendió y me dijo: -Ven, quiero
seguir dándote duro-. –No-, le respondí, -Siéntate en el sillón ahora mismo-.
Como era lógico, me obedeció de inmediato. Vi su verga enorme, totalmente
erecta. Se la empecé a mamar a mi manera. Cuando puso sus manos en mi cabeza,
le dije: -No, quítalas o aquí paramos-. Sin respingar ni decir una sola palabra
las quitó, rápido, como si cabeza tuviera corriente eléctrica y se hubiera dado
un toque. Sonreí y volteé a verlo, recorría su verga con mi lengua y me la
sambutía siempre viéndolo a los ojos, pasó a ser el dominado. -Cada vez que
quieras algo, me debes decir Ama- le dije de manera ciertamente enérgica. Movió
la cabeza de arriba a abajo muy rápido haciendo gestos de placer. Pero le dije:
-El hecho de que me lo pidas no significa que lo haré-. Se me quedo viendo
estupefacto. Entonces…
Continuará…